Ese lugar

Místicos | 26/10/2020

Trataré bien a las palabras, trataré bien a los sonidos audibles e interceptados por receptores auditivos preparados para agrupar entonaciones con destreza obsesiva.

Le otorgaré a toda onda que desemboque en tu sensible tímpano un poder, una fuerza escondida, un rumor frágil, un anhelo de real esperanza.

Convocaré a mi milicia vibratoria y las ungiré con la delicadeza de una canción de vida, de un sin fin de posibilidades a tu alcance. Sonará como suena el cosmos.

Nos derretiremos en la comprensión y la comunicación deleitosa y compasiva hará surgir una chispa para encender nuevos mundos.

El verbo nos conducirá hacia el lugar donde el verbo es substituido por la verdad eterna. Las palabras se reducirán al mero intento de lubricar el sufrimiento agotador.

Ya las palabras despojadas y desechadas quedaran atrás, quedarán donde a ellas se las necesite. Quedarán en los anales del pensamiento humano.

Por fin descansaremos en la dicha sin obstáculos. Ese lugar en el cual los místicos grabaron a fuego su nombre, en el fondo de sus almas.

Y ya, en comunión con la vibración sin nombre, alcanzaremos la paz y el sentido de nuestras vidas.