Seduciendo al paladar: Brotes germinados.

Podcast | 29/11/2020

Germinar semillas y... ¡¡Comértelas!!

Parece que no, pero puede ser muy interesante por varios motivos.

Nosotros germinamos básicamente lentejas pero se puede hacer con cualquier semilla comestible: pipas, amapola, soja, lino... La idea es que cada uno decida y escoja la o las que más le gusten.

Una gran planta o un árbol tienen su origen en una sola pequeña semilla. Ésta, para germinar, obtiene energía del sol y del agua para explosionar y empezar a desarrollar nutrientes por todas partes. Así, comer brotes germinados de semillas comestibles, aporta muchos beneficios.

Los nutrientes que recibes varían según la semilla pero, lo que está claro es que ya no tienes que cocinarla para comerla. Los cereales, semillas o legumbres no son digeribles si no los cocinamos previamente pero ya germinados nos los podemos comer sin problemas.

Con sólo pensar en ellas una vez al día, tendrás fácilmente brotes para consumir a diario. Nosotros lo hacemos de la forma más simple habida y por haber:

  1. Ponemos un puñado de lentejas dentro de un bote de cristal, rellenándolo un par de dedos.
  2. Cubrimos de agua y las dejamos toda la noche (como si las fuéramos a cocinar).
  3. Al día siguiente, quitamos el agua y tapamos el bote con un trapo de algodón sujeto con una goma.
  4. Volcamos el bote para esparcir las lentejas y no queden muy juntas evitando que puedan pudrirse.
  5. Al día siguiente, las mojamos todas volviéndolas a cubrir de agua y, seguidamente, colamos el agua. (Para colarlas, uso mi propia mano, las lentejas son algo grandes y no se escapan entre los dedos. Simple y rápido... siempre tengo mi mano a mano).
  6. Las volvemos a dejar como estaban, tapadas con el trapo y en horizontal.
  7. A la mañana siguiente, repito el proceso (mojo, cuelo el agua, tapo y vuelco).
  8. Repetimos el proceso cada día hasta que ya nos las hemos comido todas.
  9. Al 5º día o así, volvemos a poner lentejas en remojo para poder tener brotes antes de que se acaben las anteriores.

A veces, pasada la segunda noche ya podemos ver que se abren y sale la raíz. Sin embargo, nosotros repetimos el proceso cada mañana y al cabo de unos días, cuando ya han sacado raíz por un lado y tallo por el otro, empezamos a consumirlas.

Y así es. Muchos pasos pero muy simples. Hay quien remoja las semillas más veces al día pero a nosotros nos germinan sólo mojándolas una vez.

Si se puede simplificar... ¡no me líes!

Echarle imaginación. Nosotros vamos a probar próximamente con granos de arroz, avena, soja o pipas, a ver qué tal.

Se pueden añadir a todo aquello que se os ocurra. En casa, básicamente, las usamos para ensaladas y purés. ¡Y qué bonito queda, oye!