"La dentada precisa" por Oliver Palmero

Místicos | 25/10/2020

El calcio de forma útilmente punzante, arremete sobre la superficie gelatinosa de la articulación coxofemoral de una vaca.

La estructura sólida y violenta de mi perro va desgajando fibras musculares que le obstaculizan la llegada al hueso. La imagen es arcaica y pienso que cuando mi perro se alimenta, se vuelve ligeramente más lobezno y, por consecuencia, la sensación de que no me pertenece, que es pura naturaleza en acción.

Me olvido incluso de su nombre. Cuando crujen y se trituran los huesos de res mutilada, vibra el comedor y el entorno se vuelve más rupestre y antiguo.

Mi perro asume el contexto primitivo en el cual le ha sumido un pedazo de carne cruda de su presa, de su verdadero alimento: músculo, hueso, sangre, tuétano virgen.

Nadie se atrevería a molestar a mi can, ya sea por miedo o, por supuesto, porque al verlo nutrirse, aceptan el mandato natural de la vida.