La hidratación de los arboles y el suelo

Naturaleza | 30/10/2020

Una haya bien grande puede absorber hasta quinientos litros de agua en sólo un día de caluroso verano. Una gran parte de ese agua absorbida se evapora posteriormente a través de las aberturas de las hojas.

El suelo que se encuentra alrededor de las raíces del árbol es como un depósito de agua que se utilizará en los momentos de mayor sequía.

Ahora viene un pequeño problema para algunos árboles que se encuentren en zonas con suelos comprimidos, ya sea por el pastoreo salvaje o doméstico y sus coces y mucho peor si es por la presión ejercida al suelo por la pesada maquinaria agrícola. La superficie del suelo se va comprimiendo sin cesar y eso conlleva por ejemplo, que en una fuerte tormenta el agua apenas sea absorbida por la tierra y fluya desbocada hacia barrancos y desniveles, hasta encontrar algún rio.

Esto significa que se va perdiendo la oportunidad de almacenamiento de aguas subterráneas y, si le sumamos la erosión y el cambio climático, que con el aumento de la temperatura hace que el agua se evapore mas rápido y se incrementa la sequedad de los suelos, incluso sin actividad vegetal, se unen diversos factores que empobrecen la calidad de nuestros suelos.

Aparte, en los prados y campos, el aire se calienta con más facilidad que en un bosque, y la humedad que pueda llegar al suelo es evaporada y transportada por el viento y se va amplificando el efecto de secado. Cuantas más zonas existan sin la tan importante protección de un buen bosque y su eficaz ecosistema para equilibrar el clima, a más problemas climáticos estaremos expuestos.

En fin, y si ya le sumamos la intervención del fracking por presión hidráulica más se empeora la situación.

El bosque es el mejor aliado para un suelo óptimo y para una buena reserva de aguas subterráneas necesarias para las temporadas secas y calurosas.