La manta sucia y arrugada abraza a mi perra durmiendo y soñando, me alegro que descanse tranquila, es justo y así mañana, rápida y zumbando, irá a la cocina y nos robará lo que quiera, cómo siempre.
Maldita perra, la mato. Ha aprendido a robar con entusiasmo y, mientras te sustrae un pedazo de cualquier cosa, eso si, hambre le sobra, ya esta pensando en quitarte otro. Rápida va su mente y la ostia al canto.
Mira de reojo, ella, terca y puta, no te has dado cuenta y la mierda abunda, ha conseguido bingo en una gran bola de heces.
Ella vuelve feliz a mí y, con dos claras opciones, robarte algo más y no parar de tocarme los cojones.