Utiliza tu centro de gravedad permanente para dejar de ser llevado continuamente por las fuerzas invisibles de la psique hacia lugares inestables y transitorios. Respira, atención, para.
Se el director por un momento de tus fuerzas mentales y encáuzalas hacia donde tu voluntad lo decida. Crea nuevos patrones sinápticos gracias a la misteriosa plasticidad cerebral y sumérgete en tu abismo sondeándolo con la conciencia que es capaz de ir descartando un sin fin de ideas, pensamientos, imágenes... Para llegar y descubrir ese rincón inmaculado del ser que te reconciliará contigo mismo.
Engrasa con buenos sentimientos tu esencia y ves expandiendo y empapando tu alrededor de eso que nos mantiene vivos y dignos, Cultivemos la humildad, el amor, la compasión... Volvamos a intentar recoger todo lo que se nos dio en forma de ternura y bondad de nuestros cuidadores y devolvámoslo a todos los seres sintientes que inundan esta tierra.
Reverenciemos a la vida y demos gracias... Al fin y al cabo algún día moriremos. Intentemos que lo que nos quede no se convierta en más sufrimiento del que ya nos ronda por diversos motivos...
Hay un centro, está en ti sentirlo y cuidarlo. Intentemos alimentar la mejor parte de nosotros, basta de lamentarse y buscar culpables. Es hora de cambiar por dentro y que lo de fuera, poco a poco, se transforme a raíz de la unión de las individualidades en consonancia con los valores que nos hacen humanos.